El Barcelona ve al
Real Madrid a siete puntos tras un ejercicio de impotencia ante un ordenado
Villarreal. Sin energía ni física ni mental, el Barcelona pareció un equipo
licuado, sin carburante.
El mérito del Real Madrid es perpetuar el sprint a zancadas
y sumar, sumar y sumar. En tiempos de bonanza o de barullo, en partidos buenos,
regulares y malos. El Barcelona se está quedando sin respuesta contra tanto
martillazo, sin energía ni física ni mental para mantener el pulso. Son las
lesiones, es la acumulación de partidos y son los números: diez partidos fuera
de casa y más empates (cinco) que victorias (cuatro).
Cábalas imposibles en esta Liga. A este Barcelona
acostumbrado a escapar le está costando demasiado perseguir. La montaña de
cinco puntos ya es de siete. La montaña es el Himalaya.
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