Si se cae, que sea
con el estilo y con la grandeza que faltó en la ida, sin tremendismo y
agresividad mal entendida.
Y ¿por qué no?, discutiendo su herramienta a la máquina más
perfecta de posesión de pelota que el mundo ha visto.
No ofreció signos de capitulación el Real Madrid en el Camp
Nou. Todo lo contrario: un recital de orgullo y fútbol en su propuesta.
Arrancó con media hora de juego soberbio de tú a tú, mejor
que su verdugo, pero se dejó la pegada en casa y Messi, el hombre del frac,
pasó la factura.
Pero el escuadrazo de Alves que parecía la puntilla no le
rindió y empató con goles de Cristiano y Benzema en la segunda parte. Rozó la
proeza. El Barça, a temblar en unos últimos 15 minutos con el Camp Nou
sufriendo cada acometida blanca.
Con Özil, Cristiano, Benzema y cia al abordaje. La lucha de
gigantes, el intercambio de dos pesos pesados intentando el KO definitivo, pudo
caer de cualquier lado con el coco con mucho miedo en el cuerpo.
Sí, los de siempre cayeron eliminados, pero en una oda al
fútbol, reforzados en territorio hostil por el peso de su juego. Ver MÁS
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