Uno no puede pelear contra su propio espíritu. Cuesta que el
Atlético abandone esa bipolaridad tan marcada que le hace capaz de lo mejor y
lo peor. En este caso, el equipo de Simoene sigue demasiado empeñado en reducir
sus partidos a 45 minutos.
Inexistente en la primera mitad, el conjunto rojiblanco tuvo
que volver a remar a contracorriente para recuperar el espacio perdido en el
primer acto. Las cosas fáciles no le ponen al equipo del Cholo, que vive en el
terreno de la épica. Así, con casta, “heroico”, como le gusta decir al
preparador argentino, es cómo decidió vivir el Atlético en el choque ante el
Málaga.
Ejemplo de fe y del
espíritu irreductible que tiene este equipo y que le permite
asegurarse, prácticamente la Europa League, y pelear la Champions hasta el
último partido.
El cuadro madrileño se jugaba sus últimas opciones de
Champions y el andaluz meterse en el bolsillo esa cuarta plaza tan codiciada
por todos. El equipo de Pellegrini saltaba más enchufado, aún no se habían
cumplido cinco minutos cuando Isco se plantaba sólo ante Courtois.
El belga, que ha pasado algún rato con su homólogo del
Balonmano, Joseja Hombrados, debió acordarse de algún consejo y sacó una pierna
trascendente para despejar. El meta rojiblanco tenía trabajo en estos primeros
minutos, Joaquín le ponía en apuros desde lejos con un tiro raso muy peligroso. Ver MÁS
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