Dice la parábola
bíblica que Pedro se acercó a Jesús hastiado de las ofensas de su hermano.
"Maestro, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Siete?", le espetó.
Jesús le miró a los ojos para responderle: "No te digo hasta siete veces,
sino hasta setenta veces siete".
Uno de los mejores Atléticos de la temporada tomó al pie de
la letra la enseñanza. Creencias al margen, el señor del partido fue Diego. Todo ello hasta que un clásico
actor secundario abandonó la serie B para asombrar al mundo desde la alfombra
verde de El Sardinero.
Toño sacó balones de todos los colores. Diego y Arda en la
creación se asociaban para deliririo de una hinchada carente de genios en esa
faceta en las últimas fechas. Sin embargo, ambos centrocampistas sólo firmaban
obras de arte inacabadas. Unas veces porque el arquero alicantino se colaba en
su pintura.
Otras, porque Falcao y Adrián querían ganarse el cielo a base de
condonar al necesitado, en vez de llenar sus arcas para el largo viaje europeo. Ver MÁS
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