20/4/12

Mou vs. Pep: del respeto mutuo a una antinomia que divide al mundo


Uno editaba videos para llevar del papel a la vista los puntos fuertes y débiles de los rivales. El otro, era uno de los que más valoraba ese minucioso trabajo. El primero era mucho más que "el traductor de Robson"; el segundo, un volante central que ya pensaba (y jugaba) como DT.

El fútbol todo lo puede y, en poco más de 14 años, logró que José Mourinho (49) y Joseph Guardiola (41) pasen del respeto mutuo y el bajo perfil a ser los grandes protagonistas de una antinomia que divide al mundo. A tal punto que el clásico de mañana que puede definir (o no) la Liga española tiene atrapado a todo el planeta, desde las polémicas que se pueden disparar desde un bar de Buenos Aires hasta un café de Tokio. 



¿Cómo llegaron, de ayer a hoy, a una rivalidad deportiva que ya está fuera de control? ¿Fueron sus propias personalidades? ¿Los contextos? ¿El destino, que quiso que uno se transforme en una obsesión de Real Madrid y el otro gane todo con Barcelona?

La historia arrancó en la temporada 1996-1997. Mou, que ya tenía una personalidad fuerte, aunque poca repercusión mediática, llegó a Barcelona gracias a las necesidades de comunicación de Bobby Robson. El DT inglés no dudó en aceptar la oferta del club catalán. 

Cuentan que una de las primeras cosas que sorprendieron a Robson de Mourinho fue que lo haya estado esperando en el aeropuerto, que lo haya ido a recibir y que desde el minuto cero se haya puesto a disposición suya. Ese fue el primer paso de un breve camino para entender cómo se transformó en el "traductor" mejor pago del fútbol mundial.

Y fue útil de entrada: cada vez que Robson tenía que reunirse con Josep Lluís Núñez o Joan Gaspart, Mou estaba ahí, dado su vasto conocimiento del idioma inglés y catalán. Pero ya era mucho más que "el intérprete", como se lo conoció en las primeras épocas en Porto. 

Robson y Mou habían desarrollado una amistad, impulsada -en gran parte-por la buena relación entre sus respectivas esposas, Elsie y Matilde.

Era común que se juntaran a cenar los cuatro y siempre terminaban hablando de fútbol. "Al principio, los jugadores no sabían quién era, y cuestionaban que, sin trayectoria siquiera como jugador, tuviera la potestad para darles órdenes. Pero con el tiempo se los ganó", le explicó Robson a Patrick Barclay (principal analista de fútbol del diario The Times) en el libro "Mourinho, further anatomy of a winner".     
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