Después de despedirse
de la Liga en el clásico, Guardiola trata de levantar a un grupo tocado para
remontar ante el Chelsea
Barcelona se
despierta muy gris el día después del clásico, esta vez decisivo
porque el Real Madrid se escapa de forma irremediable y siete puntos se antojan
imposibles de recortar. La parroquia azulgrana no esperaba semejante desenlace después de estar dos meses a la carrera,
una persecución estresante que se resolvió de muy mal manera para sus intereses
porque muchos en el Camp Nou daban por hecho que al Real Madrid se le ganaba.
Era una premisa fundamental para que la Liga siguiera viva, pero ese capítulo
se cierra y al Barça le queda un consuelo. Europa es la solución.
Apenas hay tiempo para el lamento porque el martes se
presenta apasionante. Asoma el
Chelsea por el Camp Nou y Pep Guardiola tiene la misión de
recuperar cuanto antes a sus jugadores, muy decepcionados por la derrota ante
el Real Madrid y también por las formas. Básicamente porque el Barça fue muy
poco Barça y sorprende especialmente que el conjunto catalán, tan glorioso en
estos tiempos, enlace dos derrotas consecutivas. Desde febrero de 2009 (Español y Atlético de Madrid) que no
sucedía algo igual.
Guardiola, serio en sus explicaciones después del clásico,
repitió una y otra vez el mismo mensaje: “Estos chicos ya se han levantado en más de una ocasión. Lo volverán a
hacer, seguro”. Ahora al técnico se le acumula el trabajo porque tiene
que hacer de psicólogo, urgente la terapia porque ante el Chelsea no vale
cualquier resultado. El 1-0 de Stamford Bridge obliga a ganar y a proteger la
portería de Valdés. Es un resultado
peligrosísimo. Ver MÁS
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