25/4/12

El Bayern toma el Bernabéu y jugará 'su' final


 El Real Madrid ha quedado apeado de la final de Múnich tras caer eliminado en el Santiago Bernabéu ante un Bayern que aspira a ser entronizado como campeón continental en su estadio y ante su afición, después de perder el partido (2-1) pero solventar una eliminatoria igualada desde unos once metros donde la suerte fue esquiva al equipo de José Mourinho.  

   Un arranque magistral y certero ante el marco rival dejó en franquicia la eliminatoria para los blancos, que por momentos tuvieron noqueado al Bayern de Múnich, aunque un tanto de éstos introdujo la variable de los nervios en Concha Espina. El ambiente se caldeó aún más en la prórroga en la que no se resolvió nada, ya que el signo del partido se dirimió en una tanda de penaltis en la que únicamente Iker Casillas rayó al nivel esperado por un Madrid que erró en tres de los cuatro lanzamientos que ejecutó.   

   El público que abarrotó el Santiago Bernabéu mostró la devoción que siente hacia sus jugadores a la par que la exigencia que les solicita. Espoleados por las declaraciones previas de Mourinho, sus futbolistas y el mismísimo Zinedine Zidane, el graderío recibió con una estruendosa ovación a los merengues para reconocer la Liga cuasi obtenida en el Camp Nou. Si bien, fiel a su idiosincrasia, Chamartín se mostró ávido de títulos, invocando una nueva 'noche mágica' sobre el césped del coliseo blanco desplegando un espectacular mosaico del malogrado Juanito.    

 El duelo no pudo ponerse más de cara para el conjunto de José Mourinho, cuando Cristiano Ronaldo inauguró desde los once metros el luminoso, después de que el árbitro decretase pena máxima tras un disparo de Di María que Alaba cortó con la mano. Acto seguido, sería el propio lateral muniqués el que se resarciría enmendando su error tras desbordar por su banda y servir en bandeja de plata un gol a Robben para que éste, a un metro de la línea de portería y con Casillas batido, errase incomprensiblemente.

   Una dilatada triangulación de los merengues, que fueron llevando el esférico a una velocidad de vértigo de una banda a otra para descolocar a los zagueros teutones, dio con la pelota en las botas de Özil. El germano se encargó de ralentizar el juego, añadir una pausa en su movilidad para otear el horizonte, divisar a Cristiano Ronaldo desmarcado y asistirle para que el astro portugués batiese por bajo a Neuer. Apenas había transcurrido un cuarto de hora de partido, el Madrid vencía por dos tantos y el coliseo blanco pedía más sangre, sabedor de que era una noche propicia para cicatrizar heridas abiertas por el Bayern en batallas pasadas.
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