El Barça tiene la Liga en el punto
donde, hace algunas semanas, parecía casi imposible. En tiempo récord ha pasado
de estar de diez a cuatro puntos del líder, el Real Madrid, y esta noche, si gana al Getafe en el Camp Nou, puede irse a dormir a
sólo uno del equipo merengue, que al día siguiente visitará al Atlético en el derbi
madrileño más apasionante del siglo.
El cambio de escenario ha levantado espectacularmente la
expectativa del barcelonismo y, en sentido contrario, ha generado un mal
disimulado estado de nervios en el madridismo. Quizás por ello Pep Guardiola decidió actuar ayer
a contracorriente del estado de opinión.
Cuando el Barça estaba
a 10 puntos, el técnico pidió a su equipo mantener el afán por competir aun
sabiendo que “esta Liga no la vamos a
ganar”, una afirmación que todavía no ha desmentido y que,
paradójicamente, parece haber puesto de mucho peor humor a los merengues que a
los culés.
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