Quien dice que no
haber tropezado nunca es porque no ha caminado lo suficiente. La UD Almería
lleva 31 jornadas en el campeonato de Liga de Segunda División A de caminata y
la última parte de la misma -los últimos seis partidos disputados- ha sido
'cuesta arriba' y con caídas.
Son seis jornadas en las que todo han sido tropiezos, porque
el equipo no ha ganado y cuando el objetivo es de 'altos vuelos', como ocurre
con el planteado por los almerienses, todo lo que no sean triunfos se deben
considerar derrotas, incluso los que dan un punto, pese a que se esté en
disposición de haber perdido el partido en cuestión y se dice que cuando no se
puede ganar el hecho de sumar es un premio suficiente.
El partido de hoy conlleva la obligación de ganar, el mejor
de los premios, el único válido. Ni tan siquiera vale aquello de no perder,
como dijo Esteban Vigo en su presentación, pese a que el equipo, inmerso en una
dinámica de contrariedad, podría darse por satisfecho con un empate. Los
rojiblancos jugarán con el mismo orden con el que lo han hecho desde que en
diciembre empezaron los buenos resultados.
Esteban, que coge las riendas tras la sorprendente
destitución de Lucas Alcaraz, vino a decir en su presentación que no hay tiempo
para cambiar muchas cosas -los males propios de una decisión a destiempo-. Los
retos no entienden de tiempo, ni tan siquiera de minutos, sólo tienen dos caminos,
cumplirlos o no. El que persigue la UD pasa mañana una especie de examen en El
Alcoraz, donde los de Quique Hernández tratan de consolidar sus números, que le
permiten estar, a día de hoy, fuera de los puestos de descenso, aunque con los
mismos puntos que el Guadalajara, que marca el descenso, y tres por debajo de
un lugar algo más seguro, en poder del Villarreal B. Ver MÁS
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